Siempre he creído que hay que respetar a todo el mundo independientemente de sus ideales, aficiones y objetivos en la vida. Hay personas que me llaman ingenua por eso, porque, claro, “el respeto hay que ganárselo”; pero yo no estoy de acuerdo. Ninguno de nosotros tiene ni el derecho ni la potestad de juzgar a otros solo porque su manera de pensar y ver el mundo es distinta de la nuestra, así que me parece injusto partir de la base de que no hay que respetar a nadie a menos que se gane nuestro respeto. Me gustaría centrar mi ejemplo en un tema que está muy en boga últimamente: el del vegetarianismo y el veganismo, y sobre todo lo segundo. Todo el mundo sabrá que un vegetariano es aquel que no come carne, pero creo que muy pocos saben que una persona vegana va más allá y, directamente, no ingiere ningún alimento que proceda de animales; incluidos los huevos.
He visto a personas poco respetuosas con las personas que adoptan ese modo de vida, es cierto, por considerarlo incomprensible y antinatural; y no me ha hecho gracia porque opino que cada cual puede hacer lo que le dé la gana con su cuerpo y su alimentación sin por ello tener que dar ninguna explicación. Sin embargo, muchos veganos no son precisamente víctimas, sino que llevan su decisión más allá de lo razonable y del sentido común y se atreven a juzgar a las personas que sí comen carne. ¿Y qué motivo suelen dar? ¡Que son asesinos! En fin, me parece ridículo considerar que una persona es una asesina solo porque necesita comer carne animal y es a lo que ha estado acostumbrada desde siempre. Comer carne no es matar a una persona, así que me parece fantástico que alguien, por ejemplo, adora ir a un típico asador de Madrid para comer chuletas, salchichas o lo que se le antoje.
Porque esos restaurantes existen y tienen éxito. No me gustaría que nadie emprendiera cruzadas morales contra ningún asador de Madrid, como, por ejemplo, el que encontramos en esta web www.asadormadrid.com, grata fuente de información para carnívoros. |